La creencia de una persona es lo que dicta todo lo que es en su diario vivir. La creencia de una organización es lo que dicta todo lo que es en su diario proceder. ¿Cuántas veces en nuestra vida llegan momentos en los cuales nos preguntan que creemos? Lo que se cree, como verdad inviolable en la vida es el fundamento de todo lo que se piensa.
Basado en esto pregunto, ¿Cuál es la creencia de la verdadera iglesia de Cristo? ¿Quiénes son los que se van en el rapto de la iglesia? Si la Biblia dice que uno será llevado y otro será dejado, ¿Sera posible que uno que profetizaba, que reprendía demonios, que hacia sanidades, se quede? Nosotros no somos salvos por las obras que hacemos, tampoco por las señales que hagamos, la Biblia dice que, Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.(Hebreos 12:14) Así que sabemos que la clave para ver a nuestro Dios es la santidad. Santidad significa literalmente separación. El Apóstol Pablo le escribió a Tito, Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie. (Tito 2:11-15) El enemigo a buscado tergiversar la creencia de la iglesia de Cristo porque el sabe que si logra cambiar la creencia, lograra adulterar la obra. En este tiempo nos hace falta estudiar mas profundamente lo que Dios exige de su pueblo. La creencia es el fundamento de la obra de Dios. Jesucristo es el fundamento de la iglesia. Y el Apóstol Pablo dijo que nuestro Señor se dio a sí mismo para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio. Por esta razón amados hermanos, nos es necesario profundizarnos en el estudio de la santidad de nuestro Señor, pues haciendo esto guardaremos el fundamento de nuestra creencia bíblica y santa para nuestro Dios. La santidad es un trabajo del Espíritu Santo en nosotros que comienza en nuestro interior para ser reflejado en nuestro exterior. Guardemos nuestra creencia con temor y temblor pues de ella depende nuestra salvación. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. (2 Corintios 6:17-18)
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Existen tantos hombres y tantas mujeres que se encuentran encarcelados por los delitos que han cometido. El pecado les ha dominado de tal manera que los a llevado a cometer delitos que nuestra sociedad considera tan depravantes que los tales han sido separados de nuestra sociedad. Pero antes de llegar a esa cárcel física y palpable, se convirtieron en unos esclavos espirituales del enemigo de nuestras almas.
¿Cuántas veces te has sentido tan agobiado o cargado que pareciera que te metieron en una cárcel? En este mismo momento, ¿te sientes encarcelado? El salmista escribió, Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre. (Salmos 142:7) ¿Cuantas personas se encuentran rodeados de amigos y de familiares pero, sin embargo, terminan quitándose la vida? Es que hay cárceles peores que las terrenales. Peor es la cárcel espiritual. Cuando estamos en una cárcel espiritual nos convertimos en prisioneros estando libres. ¿Cómo es eso? Digo que somos prisioneros estando libres porque delante de los que nos rodean somos libres pero nuestra mente se siente prisionera de las luchas. El hombre que es prisionero del adulterio por más veces que desee dejar ese pecado para no hacer sufrir su esposa, no lo puede dejar porque es prisionero de el. ¿Cuál es tu prisión amado lector? ¿La prisión que nadie conoce o entiende, sino que solo, te encuentras en ella? ¿Cómo se llama? Algunos pudieran decir, la culpabilidad. Otros dirán, el rencor, ¿pero cuantas prisiones mas existen? Existen muchas. Les mencionare algunas; raíces de amargura, heridas con aquellos que nos lastimaron, frustración, depresión, fornicaciones, odio, infelicidad, pasiones desordenadas, infidelidad, etc. ¿Qué se hace cuando nuestras prisiones son invisibles? ¿Que se hace cuando nadie conoce nuestra prisión? ¿Estaríamos nosotros condenados a vivir en esa condición por el resto de nuestra vida? No. No tenemos que vivir en esa condición para siempre. Hay uno que tiene las llaves de cualquier cárcel espiritual para poner en libertad a aquellos que lo desean. Jesucristo dijo, El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. (Lucas 4:18-19) Pon tu mirada sobre el único que puede librarte y te aseguro que lo hará. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (Mateos 11:28) Quiero dejar claro al comenzar este mensaje que no pienso ser mejor que nadie, ni tampoco me pongo en lugar de juez, solamente busco señalar la senda que nos lleva a un amor sincero hacia nuestro Señor. Surge este mensaje de un pensamiento que no puedo abandonar, en un tiempo donde tantos dicen que “aman a Jesús” me tengo que preguntar, ¿qué es amar a Jesús?
Este es un tiempo en el cual los hombres que se echan con varones dicen amar a Jesús, las mujeres que se echan con mujeres dicen amar a Jesús, personas con vidas inmundas y sepultadas en el pecado dicen que aman a Jesús, hombres y mujeres que abrazan la mundanalidad con orgullo dicen que aman a Jesús, maestros falsos que no creen en el arrebatamiento de la iglesia dicen que aman a Jesús. Verdaderamente no me queda otra cosa que preguntarme, ¿Qué es amar a Jesús? ¿Podrá un hombre amar a su esposa y gozarse en lastimarle? ¿Es ese un amor correcto y verdadero? ¿Podrá un hijo amar a sus padres y intencionalmente buscar herirles? ¿Es ese un amor sincero? ¿Qué es lo que para muchos significa el amor? Jesucristo dijo, El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. (Juan 14:23) Entonces, ¿Cómo puede morar el Señor en alguien que no guarda su Palabra? No pretendo juzgar o criticar, solo busco aclarar la palabra “amor”. Jesús hablando dijo, El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Puedo entonces decir sin temor a pecar de injusticia, que todo aquel que no guarde las Palabras de Jesús, no lo ama. ¿Estamos entonces limitados a las palabras directas de Él y no las de los apóstoles? La Biblia dice, Toda la Escritura es inspirada por Dios, (2 Timoteo 3:16) y Juan nos aclara que Jesucristo es la Palabra. (Juan 1:1-18) Por tanto, usando la escritura como nuestro juez diremos esto. El idolatra no lo ama, el hombre que se echa con varones no lo ama, la mujer que se echa con mujeres no lo ama, los hombres y las mujeres que abrazan la mundanalidad no lo aman, los maestros falsos que dicen que no hay arrebatamiento no lo aman, el que vive abrazando el pecado no lo ama, y no lo digo yo, lo dicen las siguientes citas Bíblicas. (1 Corintios 6:9-10; Santiago 4:4; 1 Juan 2:15-16; 1 Tesalonicenses 4:13-18) Por tanto, diré, busquemos el amar a nuestro Dios en la pureza de la santidad sin mancha y sin arruga, buscando agradar a aquel que nos tomo por soldados. El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene. (1Corintios 16:22) Sentado en una lancha se encontraba un pescador
Y meditando, en la misma, hablaba con el Señor. Agobiado y cargado buscaba consolación; Pues solamente el maestro entendería su condición. ¿Porque el Pastor de las ovejas se convierte en servidor, Para encontrarse en alguna oveja, un lobo traidor? Seguía con su caso delante de su Dios Y con lagrimas insistía recibir contestación. ¿Cómo pude ser traicionado, por quien en mi mesa comió? ¿Cómo pude ser burlado por quien llame, "hijo"? Y con dolor en su corazón en silencio él quedo Esperando que Cristo, quitara su dolor. De inmediato el Señor, con una visión le contesto; Doce hombres en una mesa compartían con Cristo, cuando de los doce hubo uno que levantándose, salió. El Buen Pastor, quien Jesús se llamó, Entre sus doce ovejas tenía un traidor, Y la traición de este, a la muerte lo llevo; y con esto aquel pescador satisfecho se quedo. En este momento existe un Pastor que pudiera estar llorando por alguna traición, pues tristemente en este tiempo los llamados por el Señor son considerados empleados cuyo título es, Pastor. Por tanto, amado lector, cuide de su pescador, Quien desechando este mundo, pesca vidas para el Señor. Esta reflexión, es inspirada por hombres de valor, cuyas vidas son para mí, una gran inspiración. Quienes entregándolo todo a los pies del Maestro se dedicaron a la obra sin buscar glorificación. Pues su gloria se encontraba en aquella cruz, La que sostuvo a Jesús, el que los trajo a la luz. ¿Sufrimientos, dolores, o tribulación? Nada se compara a la gloria de mi Dios. Permíteme, Señor, gastar mi vida en ti Para después poder decir Que todo lo que pude hacer, lo hice para ti. Se a escuchado tantas veces el decir, “El mundo no tiene nada para ofrecer”. La verdad es que todo lo que hay en el mundo es nada cuando se compara a Cristo, pero no se pudiera evadir la realidad de que el mundo nos ofrece mucho. Ofrece cosas que para el hombre terrenal parecen ser preciosas pero que no son como se presentan. Hay un dicho que dice, “No todo lo que brilla es oro” y en las palabras de la Biblia pudiéramos decir, Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte. (Proverbios 14:2)
El Apóstol Pablo le dijo a los Corintios, ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? (2 Corintios 11:29) Muchas personas al escuchar o leer un mensaje de santidad pudieran pensar que el que lo expone esta enojado con alguien. Algunos se pudieran hasta preguntar, ¿A quien le estará tirando? Pero en las palabras del Apóstol, ¿A quien se le hace tropezar, y yo no me indigno? La indignación significa según el diccionario, Sentimiento de intenso enfado que provoca un acto que se considera injusto, ofensivo o perjudicial. La violación de lo que es la separación, es algo perjudicial para la obra de Dios; y la manera en la cual esta violación se va expandiendo en el mundo presente, es mas que suficiente para que los hombres de Dios que predican la santidad se indignen. A esta indignación muchos le han puesto nombre; Nos llaman extremistas, nos llaman ministros farisaicos, nos llaman legalistas, dicen que es fanatismo, etc. Nada de esto tiene fundamento Bíblico. Muchos tratan de esconder su libertinaje detrás del amor, pero la Biblia dice, De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano. (1 Corintios 8:12,13) Sí, el Apóstol estaba dispuesto a dejar de comer carne por su hermano, ¿No piensa usted que estaría dispuesta a cuidar su forma de vestir? Si somos el templo del Espíritu Santo ¿No piensa usted que la santidad que Jehová demandaba en el tabernáculo es la misma que desea el Espíritu Santo? ¿Acaso Jehová y el Espíritu Santo son dos seres separados que no comparten los mismos atributos? Esto no es extremismo hermanos y amigos, esto es indignación. Indignación por los pecados depravantes de muchos, Indignación por las ovejas que tropiezan y caen por causa de falsos maestros. Apártese de todo aquel que le suavice el evangelio. Antes que sea corrompida nuestra manera de pensar, es mejor estar indignados. ¿Qué esclavo después de ser puesto en libertad desearía ser esclavo nuevamente?
Suena un poco contraproducente tal pensamiento pero puede ser posible. La Biblia nos dice que cuando el pueblo de Israel estaba en el desierto con Moisés deseaba regresar nuevamente a Egipto. (Éxodo 16) El pueblo de Israel pensaba en aquellas cosas que les agradaba de Egipto, pero se olvido de la esclavitud que tenían allí. Hermanos, ¿Cómo volver a ser esclavo del pecado después de ser liberado de el? ¿Cómo abrazar la mundanalidad después de haber sido limpiado de ella? ¿Cómo podremos manchar nuestras vestiduras después de que se hayan lavado? ¿Cómo pudiéramos aceptar la inmundicia después de ser santificado? ¿Cómo decir que amamos a Dios y abrazar las costumbres de el mundo? No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. (Gálatas 6:7-8) Cuantos después de limpiarse de la mundanalidad y de santificarse para el Señor han vuelto a aquello que un día dejaron. La Biblia dice, Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. (Gálatas 2:18) Pero es mas triste ver a alguien criado en la senda de la santidad y después verlo abrazar lo impuro. Santidad significa literalmente separación. Separación del mundo; separación de las modas del mundo; separación de la música del mundo; separación de las costumbres del mundo; separación de todo aquello que no hace que la pureza de nuestro Dios sea reflejada en nuestras vidas. ¿Como podremos nosotros sujetarnos a la vanidad de este mundo después que Cristo nos libero de ella? Hermanos, Velad, pues, en todo tiempo dice la Palabra en Lucas 21:36. Guardaos de los falsos maestros; Guardaos de los falsos apóstoles; Guardaos de los que tuercen la verdad para su propia perdición. Permaneced libres. Permaneced libres en la santificación y la pureza a nuestro Dios. Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. (Gálatas 5:1) El cansancio es parte de la vida humana. Trabajamos durante todo un día y cuando termina, el cansancio que sentimos nos lleva a dormir por las noches para que podamos funcionar bien en nuestro diario vivir. Mas ese es un cansancio físico; y con un poco de reposo puede ser solucionado.
¿Qué se hace cuando el cansancio es mental? Fácil, nos tomamos unas vacaciones y nos apartamos de aquellas cosas que nos preocupan por un tiempo para descansar nuestra mente. No has escuchado a alguien decir, “Me hacen falta unas vacaciones”, simplemente esta tratando de decir que su mente esta cansada y necesita reposo. ¿Qué se hace cuando el cansancio es emocional? El cansancio emocional no es tan fácil de solucionar como los seria un cansancio físico o un cansancio mental. El cansancio emocional no se termina con un poco de sueño, tampoco se soluciona con unas vacaciones. Una persona deprimida puede ser llevada a una isla con los mejores escenarios de la naturaleza, pero su depresión no le permite disfrutarlo. Para lo emocional Bíblicamente hay una solución. Jesucristo dijo, Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (Mateos 11:28) Si tus emociones están incontrolables entrégaselas a aquel en quien puedes confiar. Pero, ¿Qué se hace cuando el cansancio es espiritual? La Biblia dice, El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40:29-31) El cansancio espiritual puede hacernos entregarnos en el camino, puede ser la causa de mirar hacia atrás después de poner la mano en el arado. Por esto es necesario que nos mantengamos conectados a el cielo en oración. Recuerde que aquellos que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas. ¿Como se reciben nuevas fuerzas? La Biblia dice, Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. (1 Corintios 15:45) Por tanto, para mantenernos fortalecidos es necesario mantenernos conectados a el Espíritu Santo quien nos fortalece en nuestra debilidad. Si estas cansado allégate a el rio del Espíritu y sumérgete en el. Cuantas veces nos hemos preguntado ¿Por qué?
¿Por qué estoy pasando este problema? ¿Por qué me fue infiel mi esposo? ¿Por qué me fue infiel mi esposa? ¿Por qué mis padres no me aman? ¿Por qué fui abusado o abusada en mi niñez? ¿Por qué se me rompió el matrimonio? ¿Por qué mis hijos no quieren saber de mi? ¿Por qué? ¿Cuantas preguntas te has hecho? La vida esta llena de tantas sorpresas para nosotros que es difícil comprenderla a su totalidad. Existen personas que, al no entender los sucesos de su vida, han acudido al suicidio pensando que ahí se acabaría todo. ¿Por qué? ¿Qué lleva a un hombre o mujer, joven o jovencita, niño o niña a pensar tan poco de su propia vida que deciden terminarla? ¿Por qué? ¿Cómo logramos entender estas cosas? Amado lector, las cosas que se pasan en esta vida no se lograran entender en su totalidad, pero le diré algo, Dios no desea vernos moralmente destruidos. Estas cosas suceden como consecuencia del pecado que muchas veces hemos permitido en nuestras vidas. En otras ocasiones pasamos por cosas que Dios permite para lograr un propósito mayor. ¿Pudiera imaginarse lo que pensarían los discípulos después que Jesús fue puesto en la tumba? Seguramente ellos también se preguntaban, ¿Por qué? Mas en esta ocasión el propósito de Dios era salvar a toda una humanidad con la muerte de uno. Aunque los discípulos no lo entendían en ese momento Dios estaba en control. Pero la seguridad de saber que Dios esta en control de las cosas solamente le pertenecen a aquellos que se han rendido a el. La Biblia dice, Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. (Isaías 55:9) El pensamiento de Dios siempre es para nuestro bien, todo lo demás es el resultado de los pecados que cometemos. Mas le diré, ven. Ven al Señor. Permítele sanar tus heridas, permítele quitar tu dolor, permítele llenar tu vida de su presencia divina. ¿Por qué murió? Por ti. Murió para ayudarte con tu problema, para mostrarte su fidelidad, para entregarte su amor, para construir una vida arruinada por algún abuso, para restaurar los matrimonios, para perdonar tus pecados y todo lo hizo pensando en ti. En estos días muchos celebran lo que se llama la semana santa. Es una
temporada en la cual algunos suben las escalinatas de algún templo de rodillas, otros se crucifican, otros se abstienen de carne, pero al final de todo muchos seguirán vacíos. ¿Por qué? ¿Por qué seguirán vacíos? Digo esto porque buscan pagar un precio para entrar al cielo cuando ese precio ya se pago. Jesús dijo, Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. (Juan 10:11) La salvación amado amigo no fue de gratis, Cristo pago el precio. Pago el precio pensando en nosotros. El buscaba reconciliarnos con el padre y quitar la carga del pecado de sobre nosotros. La Biblia dice, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2) Jesús pago el precio pensando en como nos iba a librar de las aflicciones de esta tierra. En el encontramos verdadera paz, verdadero gozo, verdadera tranquilidad en medio de la tempestad. Amigo, no busques entrar al cielo con sacrificios vanos, pues ya el precio fue pagado. Lo único necesario es aceptarle como su salvador, entregarse a él con toda sinceridad y él cambiara su vida por completo. El precio que el pago era lo necesario para darnos vida y para darnos esa vida en abundancia. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3:20) Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. (2 Corintios 4:7-10)
Alguna vez se ha preguntado, ¿Por qué siempre estoy en batalla? ¿Por qué los problemas parecen estar persiguiéndome? Esa es una pregunta que muchos se hacen. Por lo regular es una pregunta que nace en un momento de desesperación. En un momento en el cual no nos sentimos capacitados para enfrentar una lucha mas y en medio de nuestra debilidad hacemos la pregunta. Mas le diré que es exactamente esto lo que Dios busca. El ser humano esta lleno de orgullo. Siempre queremos sentirnos mayores que otros. Esto se refleja en todas las posiciones de la vida; puede ser que digan mi posición económica es mejor que los demás, mi ministerio sobresale mas, soy mejor músico que los demás, tengo mas inteligencia que los que me rodean, mis hijos no dan los problemas que otros hijos le dan a sus padres, por tanto, mis hijos son mejores, etc. Nuestro orgullo nos impide llegar a Dios y intimidarnos con el. Abominación es a Jehová todo altivo de corazón; Ciertamente no quedará impune. (Proverbios 16:5) El propósito de Dios en nuestras vidas es acercarnos cada día mas a él de tal modo que el reflejo de su gloria sea manifiesto en nuestros cuerpos. Por esta razón, en muchas ocasiones es necesario para Dios llevarnos a el punto que no podamos mas para que Él pueda obrar. El Apóstol Pablo describiendo nuestra condición de humildad nos dice que tenemos un tesoro guardado en un vaso de barro. Mas explicando la razón nos dice que es “para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. En nuestras tribulaciones y batallas, por causa de nuestra débil humanidad, llevamos en el cuerpo “siempre por todas partes la muerte de Jesús”; sabiendo esto, que al llevar la muerte de Jesús lograremos que también “la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.” Para que la gloria sea de Jesús y no de nosotros pues, para gloria de Él, podemos decir que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos. Cuando estamos escondidos en Cristo se cumple la Palabra de Dios cuando dice, diga el débil: Fuerte soy. (Joel 3:10). Podremos estar derribados mas no estamos destruidos. Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. (Salmos 3:3) |
Rev. Samuel D. TorresEl Pastor Samuel Torres es un hombre criado en el evangelio y con un arduo deseo de expandir el reino de los cielos en la tierra. El proposito del Mensaje de hoy es traer una porción de las Sagradas Escrituras en la cual puedas meditar durante este nuevo día. Archivos
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